Los escritores de opinión convencionales creen que la minería de Bitcoin consume demasiada energía. Afirman que contribuye al cambio climático, o simplemente que requiere más energía de la que se justificaría que consuma un sistema monetario, y que es un “potencial despilfarro de energía que podría llevar a una catástrofe medioambiental“. Ciertamente Bitcoin y otras criptomonedas consumen mucha energía para su computación. Después de todo, las criptomonedas tienen valor para los que las poseen en parte porque son escasas y su producción implica un costo. Sin embargo, los críticos de las criptomonedas han señalado este costo como evidencia de una falta de valor real para las monedas.
Hace décadas, los críticos del oro formulaban argumentos similares. Afirmaban que un patrón de dinero fiduciario/en papel era más económico que el oro, porque éste necesitaba ser extraído y almacenado físicamente. Este razonamiento, sin embargo, fue cuestionado por Roger Garrison en ”Los “Costos” de un Patrón Oro”. Garrison escribe: “Comparar los costos de recursos del oro con los costos de recursos del papel no resuelve el problema”. Garrison señala los costos adicionales en los que incurre la sociedad bajo un patrón de papel:
- Los costos impuestos a la sociedad por diferentes facciones políticas que intentan obtener el control de la impresión de dinero.
- Los costos impuestos por grupos de interés que persuaden a los controladores de la impresión para que hagan un mal uso de su autoridad (imprimir más dinero) en beneficio de intereses particulares.
- La mala asignación de recursos inducida por la inflación como resultado del uso incorrecto de la autoridad monetaria
- Los costos incurridos por los empresarios en sus intentos de predecir lo que hará la autoridad monetaria en el futuro.
¿Por qué es necesario que Bitcoin utilice un sistema de computación con un gasto tan elevado de energía? Nick Szabo responde a esta pregunta en “Dinero, Blockchains y Escalabilidad Social,” señalando que el alto consumo de recursos de Bitcoin paga por algo aún más valioso: la escalabilidad social. El alto costo computacional del diseño de Bitcoin ofrece una mayor resistencia a la falsificación, la inflación y el robo. Esto se debe a la dificultad de producción y también a la dinámica fácil de verificar de los esquemas de Prueba de Trabajo (Proof of Work).
Los costos adicionales asumidos por la sociedad bajo el dinero fiduciario del gobierno y la inflación resultante, deberían tenerse en cuenta al comparar los patrones monetarios. Por ejemplo, considere el financiamiento del mercado de deuda dramáticamente más barato disponible para los gobiernos en un orden monetario fiduciario. Este financiamiento de deudas, a su vez, permite muchos programas extremadamente costosos y destructivos, como la guerra y el estado de bienestar. De otra manera, estos programas gubernamentales requerirían un aumento explícito de los impuestos a los contribuyentes, lo cual es mucho más difícil de defender para un político, en comparación con los costos ocultos de la inflación.
¿Podría un argumento similar aplicarse al oro o a las criptomonedas? Quizás, pero entonces la sociedad tendría que lidiar con los riesgos de la centralización del oro, su confiscación y/o cooptación por parte del gobierno, lo cual ha sido históricamente una mala apuesta. En términos de otras criptomonedas, debe reconocerse que (gracias a “Los orígenes del dinero” de Carl Menger) existe una tendencia hacia un dinero altamente líquido y vendible. Por lo tanto, una persona que desee especular con oro o una criptomoneda tendría que creer que podría llegar a “ganar” en el mercado del dinero.
El futuro es incierto y no sabemos si Bitcoin u otras criptos “vencerán” en el mercado mundial del dinero. Sin embargo, si se cumpliera un hipotético patrón de Bitcoin (por ejemplo), una consideración más holística de los costos y beneficios invisibles de la minería de Bitcoin incluiría una restricción drástica del tamaño del gobierno, el fin de los ciclos de “expansión y recesión” inducidos por el sistema bancario de reserva fraccional y su consiguiente pérdida de producción económica, y reducción del estado de bienestar y de guerra. Como escribe Garrison: “En última instancia, el costo de cualquier acción, mercancía o institución es la acción, mercancía o institución alternativa a la que se renuncia. El costo de oportunidad es el único costo que cuenta.”
Texto original por Stephan Livera para el Mises Institut.
Traducción por Nicolás Gallardo Ortega.
