Si bien no hay reglas preestablecidas respecto al camino que un bien monetario tomará mientras es monetizado, puede observarse un patrón curioso que se ha presentado durante la relativamente corta historia de monetización de Bitcoin. El precio de Bitcoin parece seguir un patrón fractal de magnitud creciente, donde cada iteración del fractal se asemeja a la forma clásica del ciclo de euforia (o sobre-expectación) de Gartner pero cada uno mayor que el anterior.
En su artículo Speculative Bitcoin Adoption/Price Theory, Michael Casey plantea que los crecientes ciclos de euforia de Gartner representan fases de la clásica curva S de adopción que han seguido muchas tecnologías revolucionarias a medida que su uso se implanta en la sociedad.
Cada ciclo de Gardner comienza con un brote de entusiasmo por la nueva tecnología; el precio crece empujado por las compras de los inversores involucrados en esa iteración. Los primeros compradores del ciclo de euforia normalmente están totalmente convencidos del potencial disruptivo de la tecnología. Con el tiempo los entusiastas alcanzables en esta iteración comienzan a ser superados por los especuladores más interesados en beneficio rápido que en el poder transformador de la tecnología; el mercado se calienta y el precio se dispara.
Tras rebasar el máximo, los precios caen rápidamente y el fervor especulativo es reemplazado por la desesperación, escarnio público y la sensación de que la tecnología no era para tanto. Con el tiempo, el precio toca fondo y forma una meseta en la que la nueva cohorte de inversores capaces de soportar el dolor del desplome de precios se une a los pioneros convencidos del valor a largo plazo de la tecnología.
La meseta dura mucho tiempo y forma lo que Casey llama “un mínimo estable y aburrido” Durante esta fase el interés del público disminuye, pero sigue desarrollándose a medida que el número de creyentes crece lentamente. Los cimientos de una nueva iteración del ciclo de euforia se van formando a medida que los observadores del mercado ven que la tecnología no desaparece y que la inversión puede no ser tan arriesgada como parecía durante la fase bajista del ciclo. La siguiente iteración del ciclo atrae un conjunto más amplio de usuarios-inversores-creyentes y su magnitud es mucho mayor.
Durante la fase de crecimiento explosivo de un ciclo de Gartner muy poca gente puede predecir con éxito el precio máximo que se alcanzará antes de la siguiente caída. El precio suele alcanzar niveles que parecen absurdos para muchos de los inversores que compraron al principio del ciclo. Cuando el ciclo cambia de fase, los medios buscan una causa, una narrativa creíble. El “culpable”, por ejemplo el fallo de seguridad de una mercado de intercambio, puede haber actuado como catalizador, pero no es la razón fundamental. Los ciclos de euforia colapsan porque se acaban los agentes de mercado susceptibles de participar en ese ciclo.
Es revelador que el oro siguió el típico patrón de euforia del ciclo de Gartner desde finales de la década de los 70 hasta inicios de los 2000. Se podría especular que el ciclo de euforia es una dinámica social inherente al proceso de monetización.
¿Repetirá Bitcoin el mismo ciclo de Gartner? Aquí se analizarán los cohortes de Gartner pasados que nos ayudarán a entender mejor uno de los posibles futuros de la nueva moneda.